martes, 29 de enero de 2013


Somos el parnaso cabreado de la revolución. y hemos venido a decir mierda en lugar de amén.
Estáis jodidos.
Como una mentira acorralada por puñales de verdad.
Hemos talado las metáforas como si fuesen los muros que sembrasteis: a ostias.
Y vamos a degollaros la historia de vuestra inmortalidad
subrayándoos el olvido, os vamos a encerrar en un margen sin error
para que disfrutéis de vuestros horrores
como nosotros nunca pudimos.

Tened miedo de nuestra sed, porque somos unos putos borrachos.

Temblad por el hilo fino que separa al suicida
del asesino
y gotead sudores como los hombres que se dejaron la espalda
en vuestros contratos de propiedad privada
a ellos.

Venimos a por vosotros.
Y vais a perder
por el hecho
de que sois los únicos que podríais hacerlo.
Nosotros luchamos contra ese lenguaje de leyes
con que firmáis tratados, constituciones
y vacíos.
Pero vosotros…
vosotros  lucháis contra la poesía.
Pobrecitos. 

Hemos venido a repartir nuestra miseria triste
y nuestras canciones
de una vida que sea eso: vida.
A metérosla por el culo, si hace falta.
A romperos la baraja, el corazón y
 la mandíbula.

Vamos a echar por cielo todo el peso plomizo de vuestro mundo.
Vamos a brotar como el musgo
y las ratas
en las alcantarillas,
a surgir como los gusanos hambrientos de vuestro cadáver,
a florecer como si una chica de ojos azules
leyera en portugués a Neruda.

Y vamos a quemar el mapa ese con el que señaláis vuestra
avaricia en deseos
hasta que el último aliento de vuestro legado
llame a la puerta pidiéndole el permiso
a nuestros pasos.

Insisto: estáis jodidos.

Quedaros con nuestras caras, porque hemos venido
a quemar vuestra cloaca de andar por casa
y traemos un alma cargada que hará explotar
vuestro mundo por los aires.

Entre las llamas
veréis la estela nupcial de la gente de la calle
y en la palabra  
solo se escuchará el canto tribal de chavales
gritando:
contra la ley de la gravedad: alas.
Contra la ley
de la gravedad: alas.
Contra la ley de la gravedad:
alas.

viernes, 18 de enero de 2013

 La velocidad seguramente es porque nadie cae a dos por hora sin paracaídas
IreneX


¿Cuantos parches pueden salvarte antes de reventar rueda?
O dicho de otro modo
¿cuántas suelas les quedan a tus zapatos?

Te acuerdas de que había que meter monedas para seguir jugando, ¿verdad?

Y sabes que lo de las 7 vidas no se los creen ni los gatos más suicidas, ¿no?
 Y que vivir a mil revoluciones por indulto terminará por matar a tus caballos.
También.

Pon chuletón el día de su entierro.
Celebra su billete de ira con cerveza,
 y guárdate las espuelas como si fueran un espejo de lo rápido que fuiste.

De lo rápido que pudiste llegar a ser.

Que viviste a la velocidad de una caída.
Libre.
Dilo.

El futuro aquel que soñábamos, ¿recuerdas?
era el pasado,
y quizá yo confundí la página de las poesías con un cheque en blanco
y bueno, me quedé sin fondos
cuando más obsesionado estaba con tocarlos.

Como te tocaba a ti.

Aun quedan restos de nosotros en demasiados baños
como para olvidar
el trocito de pared en el que no me besabas.

Es mentira que los besos no escuezan sobre tus heridas
del mismo modo
que es herida cualquier beso que no escueza bajo mis mentiras.

Vaya lío, eh?
Tendría que haber comprado tabaco
para al menos quemar en las brasas  este silencio de distancias
con que nos hablamos
sin decir nada, ya ves,  
íbamos a degollarnos y solo se nos ocurrió
comprar tiritas, pañales
y kleenex.

Siempre fue peor la vergüenza que el dolor.

Perdona este look de desastre lleno de escombros.
Eran mis sentimientos,
y fueron palacios antes del terremoto.

Sigo cogiendo el metro por ver sus caras,
las de los pasajeros.
Se dividen entre la ingenua ilusión de los que van
y la doméstica decepción de los que vuelven.
Lo sé.
Sé que yo soy el primero con un mañana tan oxidado que parece viejo,
pero el afinador de sueños dice que las pesadillas
mejor en bruto
porque sino pueden llegarnos hasta la sonrisa.
Y eso sí que no.

Tiremos el alcohol y los sedantes por encima del lanzallamas,
que brillen sobre la orilla la ceniza y el confeti,
que el mar explote
y nosotros ardamos, ¿acaso no es una opción?

No necesitamos la esperanza, que se joda.
 Que se vaya a deshacer de sus miserias con otros gusanos.
    Y luego di que yo te lo conté así:

Tenía el contador de utopías descontando.

Aprendí a cargar un arma y disparar,
pero nunca supe situarme en el mapa
y claro, me perdí.

No hay nada más peligroso que un perdedor
cargado de disparos.
Y sin ti.