miércoles, 15 de septiembre de 2010

estrellas negras

aspiré del manojo de migas de pan que traías a la parte de atrás del baile
masticando el carmín de tus labios
no me sigas, quizá, pero si vas a hacerlo no mires atrás
porque el futuro al que vamos está un horizonte de pasos
por delante
y la fatiga era grande pero más grande era el aire que movías al respirar,
ya no habrá musica en el cajón de las buenas soledades?
preguntaste en un además sin arrepentimiento.
las habrá, pero no iguales.
las habrá.
como las gotas en los cristales que bajaban con la impaciencia de una cremallera,
y en el gris, el cielo disparaba sin apuntar
y me decías: por qué será
que siempre llueve cuando más te quiero.
por qué será.
que tiramos las caladas de los últimos cigarros
y mojados fuimos a buscar sudarios en los ceniceros, trozos de alma esfumados
les solíamos llamar,
quién llamará a tu puerta si afuera no quedan pisadas
que rastreen el olvido brutal de los que se marcharon en silencio
pero sin bajar la mirada,
pero.
Sin rechistar, se pusieron el sombrero y en el cuento no había final
para los pasajeros, era eso lo que buscabas
acaso o es que no había profesión por dentro
sino miedo caminando desde arriba hacia abajo?
La gravedad, claro,
la gravedad.
Era eso. En el sucio polvorín de la honestidad
no encontramos la palabra que veníamos buscando
y de tantos “fin” no alcanzados siempre quedaba un “continuará”
tras la persiana cerrada o las ruinas de aquel verano,
algunos ladrones buenos, sí, pero todos los polis malos
y las avispas mientras olfateando
mientras
el café era tan amargo, y la cerveza, y aquel enjuague bucal
que quitaba las asperezas y limpiaba los tacos, mentían,
nos quedará Madrid, decías, si te quedas a mi lado.
Y si no es así? A esta guerra ya he luchado
y la perdí, dame fichas, sí,
dame fichas
y cartas escritas donde nadie leía que el mundo
estaba lleno de atajos y montones
De callejones sin salida.
Te has parado?
A dónde?
Te quedaste en blanco y a mí me entró la envidia
pero no podía, no,
no podía descansar y estaba cansado
así que dejé de andar,
dejamos,
y cogimos aquella silla para sentarnos
y me quitaste el sombrero,
yo te solté las manos, te quiero, dije al cerrar los parpados,
te quiero, te oí decir sonriendo ya con los ojos cerrados.
Si la vida es un sueño, la muerte entonces de que trata…
era el descanso fugaz de la estrella que aburrida de brillar, echa de menos el negro
y se apaga.

fun theory

todo es camino de ida
Carlos salem



en la sal teníamos heridas que sangraban cuando les venía en gana
y todos decían que eran arena de playa aquellas montañas que escalaban las hormigas
pero el lodo nos llegaba por el cuello
y la risa era tan contagiosa que muchos creyeron que no tendría vacuna
y estaban seguro en lo cierto
auspiciados por la pasta de los dientes, se pusieron a escribir
en los billetes de 50 que otros mojaban en agua de water sin tirar después de la cadena.

en el fango, los demás, seguimos haciendo las cabriolas que habíamos visto
en las series de tv hace quizá demasiados años.
no había paredes donde registrar las huellas y los ladrillos
no eran de esa madera que permitía flotar a las casas, pero quién sabe
si fue por relámpagos o por cosquillas en el estomago
que a golpes y cañonazos decidimos apostar por el amor
a caballo fijo, perdiésemos lo que perdiésemos.

algunas veces se rieron de nuestros ojos por tímidos, por ñoños
o simplemente por tristes, en otras se cabrearon
por nuestra insistencia en creer en el hombre y peor aun
en cada una de las personas que formaban la especie, y hubo también
que aguantar el ruido de los martillos golpearnos el corazón, a nosotros
que ni siquiera teníamos coraza.

si algo vivía era nuestra carne, y si algo latía era por ansia.
los ideales, aquellos viejos tronos de los libros de héroes e historias, se mudaron
hasta nuestros hogares, y el cartero nos sellaba las postales
con cara de asombro y esperanza.
"si nunca se pierde, llegará a alguna parte".

no era fácil, pero era divertido. y con eso nos valía madre
el seguir vivos aunque fuese despellejados,
jodidos,
radiantes,
y quizá cegados por un destino en el que no creímos
pero sí creamos
lanzamos las poesías por el desagüe
seguros de que llegarían al mar.

y alguien, al otro lado, las recogería.

haría con ellas su trocito de utopía por construir.

y contagiado, miraría borrarse las huellas de la arena
como quien mira arder un billete de vuelta en las chimeneas del futuro.

porque volver quema, o porque todo es ir.

andamios y lodos

detrás estaba el andamio, con sus ladrillos
de olvido por construir, sus miedos alicatados y el barniz de nostalgia
que tanto brillaba a la luz del sol.

deslumbraba, como tu risa.
pero ya no.

era yo el que se quitaba la mascara cuando el viejo de la acordeón
aullaba a la minifalda de las ovejas
y recogías del campo las flores que apostaban al sí o al no
lanzando al aire naipes a las que había corrido el remite.

era cuando la hojarasca le quitaba el moño a la primavera
y la engañaba con una botella de don perignon, poesía y 4 velas
para llevarsela hasta la cama.

desnuda como tus rodillas al entrar por las escaleras en el agua.

y el afilador en la calle anunciaba puñales en oferta.

todas las heridas que te hicieron fueron en la espalda, miratelo,
que el andamio que cruzaste aun suaviza sus alambradas
mientras acecha como los cocodrilos en tus pesadillas.

es cierto, de aquellos lodos este gracias a tantos de nada.
no soy el ogro feroz que me creí cuando jugabamos a que te asustaba,
tú en cambio sí esa hada que usaba de consolador
su varita antimagia.

más madera

me he sentado en el marco del cuadro a ver pasar las pinturas
y he contado una por una las pinceladas de este pollok
que poco a poco va tomando forma
como quien toma una birra en una terraza del centro
en pleno verano,
me he sentado a disfrutar de las dudas
en un gran trago amargo que me quita la sed
y a los miedos les he visto jugando
en el parqué de la habitación, cabizbajos esta vez
al verme crecer sin poder hacerme daño.

sol se quitaba la ropa y el haz de luz era imperativo,
los detalles, gigantes,
y las ganas, obligatorias.
Subía las persianas en un parpadeo,
me hacía cosquillas al sonreir
y el jaleo se apoderaba de mí cuando ocurrían las otras cosas
que no puedo decir
porque hay mayores delante.

La puta de rosa nos llamaba preciosos al pasar y besarnos
y el maestro de cocina en la boquería impartía clases de fútbol
antes de terminar con cada plato.

dani me dijo: esto es así, como en todos en sitios, con sus muy buenos
y sus muy malos. tu me tienes a mí, y ellos se atienen a sus consecuencias.
y me canto varias de nacho vegas, para que yo recordara.

y ella me agarra del brazo como si fuera a escapar a un lugar donde no estuviera ella.
como si yo pudiera o quisiera. que da igual
pues si querer es poder
no poder es quererla.
dar un paseo entre las calles del raval con los moros ofeciendonos cerveza
hachís
y coca
y decir que no a todas, menos a la primera,
respirar la humedad y quitarnos la arena del reloj a las muy tarde
en la pensión de noche, haciendo zapping en un sueño sostenido
o una caricia bemol.

esperarte o morir. era cuestión de arrugas alisar las ideas.
ver madura la fruta y morder con todas tus fuerzas
hasta que no queden ni semillas ni dientes
y por dentro te crezca el gusano de quien nunca se podrá pudrir
si mantiene el vivir como factor sorpresa.

los miedos siguen jugando, y yo bailo entre letras estos tantos
de tan buenos ratos
y mirando al motor rugir
ya no pido nada a cambio que no sea
más madera, más madera, más madera...