jueves, 22 de julio de 2010

el motor de cada día de guerra

tengo el motor funcionando en algun lugar de la universidad de Alcalá de Henares,
estará con el run run de alguna canción que la saque de los libros de biología,
alguien que la vea al pasar dirá "vaya chica, con ella no pueden ir los problemas"
y es mentira, pueden ir y a veces van, pero dan un poco lo mismo si la tienes cerca,
pasada la una, intuyo, se le moja de cerveza el corazón
y saca su sonrisa excepcional y no porque sea excepción que sonría
sino porque pueda parecer cada vez como la primera,
genuina e ingenua, alejada tanto de la maldad
de la rutina
del enseñar dientes por enseñar
que a cualquiera se le suben nubes que revolotean
en el pensamiento,
se le hacen chispas de aceleración particular en las palabras,
los dedos tiemblan como conteniendose las ganas de tocar
y en la lengua el siseo es un rechinar de dientes
muy cercano a la felicidad contenida,
luego, de su maleta porta equipajes, entre los apuntes de microalgo
y la agenda donde apunta todas sus citas menos las nuestras
-faltaría más, me dice-
sacará unos macarrones helados que se calentaran con su tacto solo
-como nos pasa a todos, por otro lado-
y ella no lo sabrá, porque la gusta el ritual de hacer cola en el microondas.
en algun momento
me llamará cabreada con el mundo porque no la deja en paz,
porque está harta de examenes trabajos y prácticas
y yo me la imagino poniendo morritos como una mima pidiendo mimos,
me gustaría que mi motor entonces estuviera al alcance de mis labios,
cojerla de las manos y decirla "venga ya" con un cariñoso azote en el culo,
que dijera "jo, no me haces caso"
y yo pensando
"te tiraría en el cesped aquí mismo para decirte al oído
toda la vida no va a ser suficiente contigo
para decirla
te llevaría todo el camino en brazos
pero tienes un culo demasiado bonito y sería un desperdicio
no mirarte caminar
para decirte
costará trabajo días y algunos malos ratos, pero recuerda
que el eslogan es "prohibido venirse abajo" a menos que nos pille follando,
para decirla
hija mía estás más buena que el pan, pero que el pan rico
con nocilla y eres más bonita que un menú degustación
de lujuria y delicias,
para decirla
de rodillas y con un chaskis apuntando hacia su dedo
cánsate conmigo, mi vida, pero no de mí,
y prometo hacerte reir
y sudar
hasta que el tiempo diga la última palabra
y no por eso tenga razón
ni mucho menos vayamos a darsela".
pensando en eso, mientras ella se cabrea porque no la dejan beber la cerveza a gusto
y yo tampoco lo entiendo,
hay personas que debieran estar protegidas
por la ley de preservación y defensa del patrimonio
de belleza,
pero en este mundo de mierda
la poesía tiene que jugar al ataque
como ella hace, cada día,
con su gesto de luz al despertarse.
luego se irá
A pasitos delicados como dedicatorias,
dejará sus diminutas huellas sobre la tierra privilegiada que la vio andar
y cogerá el tren de las algo y media
y todos los que la vean
diran
"buf,
ha merecido la pena
resistir un día más"