sábado, 23 de agosto de 2008

sed...bienvenidos

un día salistéis a organizar la mentira y os quedastéis con la calle,
dijisteis esto sí y esto no como si pudierais decidir qué flores eran bonitas a los ojos de todos,
opinastéis con la mano en la espalda y el cuchillo en la mano bien preparado para todos aquellos que no estaban dispuestos a daros la razón.
hicistéis que en los ojos de la buena gente creciera un álito de decepción ante la muerte natural de la magia
y luego os jactasteis de ello en páginas y páginas de historia a las que cambiasteis los adjetivos.

no esperaréis, ahora que llueve ácido sobre vuestras sonrisas, que vayamos a reiros las gracias pese a todo,
con este odio infundado después de que violaseis siglos de mujeres que se partieron el pecho por parir un niño
que no fuera como vosotros,
no esperaréis que pongamos la otra mejilla como nos enseñasteis porque todavía arrastramos vuestras pesadillas en nuestros cajones de noche,
en esta tarde de vigilia y costumbre vamos a quitar los platos de la mesa
y a comer con las manos
y a mancharos de una puta vez el mantel con nuestra comida, con vuestras sobras.

en el destino de la paredes alguien solo soñó con muros,
con dioses engreídos que no venian a nuestros cuento, que no nos hicieron felices
y sobre todo que no necesitabamos,
traficasteis con nuestros miedos hasta prohibirles el derecho de llorar por las noches,
nos hicisteis tan planos como vuestros espejos
y después nos juzgasteis por nuestras arrugas.

preguntarás ¿qué es esto? y yo puedo contestarte: un campo de tempestades.

porque detrás de cada robo en los ojos de la gente se acumularon lágrimas,
y en cada universidad que entrasteis a quemar libros, en cada calle con fusiles a la puerta,
en cada peldaño de sangre que pusisteis a la historia
hubo un testigo que no va a callarse ninguna de las costillas rotas que le partisteis,
la marca en la frente de vuestros cañones nos dibujo una mirilla en el pensamiento
y ahora os señalamos con la pluma porque su peso es mayor que el de vuestras pistolas,
usamos paletas de colores para dejar en ridiculo vuestra triste escala de grises,
bailamos con las trompetas de vuestros desfiles y nos quitamos la ropa para que os avergonceis de la sombra de vuestros uniformes.

llevo el color de la tierra en los ojos, y es por eso que puedo dudar de las raices que vendéis como bandera.
hablo, con el descaro que me da haber aprendido mirando rostros de alfombra en los vagones del metro,
la libertad de llorar a la hora que se precie me da que pensar que solo lloraréis el día en que todo esté perdido.

detrás de cada folio lleno de leyes hay un ejercito de dedos inquietos deseando llevaros la contraria,
hay un millón de resacas que olvidasteis cuando os pusisteis a especular con las mareas,
hay todo lo que pensastéis que jamás ocurriría.

en el depertar del niño solo se oirán nuestras palmas,
en el final de la noche serán nuestros gemidos lo que quede.

espero que os hayáis preparado para el olvido, porque él se ha puesto de gala
con nuestras mejores tumbas, chaqué y corbata
para recibiros.

martes, 19 de agosto de 2008

grietas sin afeitar

el tono meláncolico de quien sabe a qué sabe un piano porque solo lo ha tocado con la lengua,
el cuello lleno de grietas sin afeitar,
un andar cansino como el acento de Ken Kesey
y unos ojos descoloridos que evitan las preguntas para las que no quieren saber la respuesta.

con la voz de quien ha ladrado mucho tararea
"yo sigo igual, sigo tal cual, quizás desmejorado"
y no mira demasiado para atrás
no sea que aun queden cuentas pendientes
sin pagar.

en mitad del baile es el viejo romeo el que se cae borracho
desde que no recuerda por qué se suicidó la primera vez.

sabe el día exacto en que le baja la regla, pero no recuerda su nombre.
y la llama julieta, ya que no conoce a ninguna.

"tengo el antifaz gastado, fumo mucho, y toso siempre por las mañanas.

junto a las carreteras crecerán árboles infinitos igual de grandes que una montaña
y la gente construirá sus casas en ellos, hablaremos de raices
y de tierra cuando anochezca,
masticaremos la hierba de los campos del norte
y miraremos al sur con nostalgia que es de la unica forma que se puede mirar al sur.

por supuesto que me lo he inventado, al principio quise cambiar el mundo
y luego quise vivir mi vida.
eso no es malo, al final luchas por adiccion a los golpes,
más por los recibidos que por los dados,
y te gusta el dolor del morado en la piel, el cansancio del músculo,
sentir que la sangre sigue fluyendo por dentro."

deja un billete en la barra que usa de posa vasos, y hace eses con los dedos "porque son ellos los que están borrachos".

luego bebe, y bebe, y bebe, para sentir una nueva grieta
después de cada trago,
para entender que el vacío duele, jefe, pongame otra,
se rie solo y no le importa, pero mira sus dedos
y asiente:
"qué desperdicio de eses, lo bien que quedarían en una espalda".